MTC

La medicina china tradicional (MCT)

También conocida simplemente como medicina china (en chino tradicional: 中醫, chino simplificado: 中医, pinyin: zhōngyī) o medicina oriental tradicional, es el nombre que se da comúnmente a un rango de prácticas médicas tradicionales desarrolladas en China a lo largo de su evolución cultural milenaria. Los principales fundamentos teóricos médicos de la MCT se basan en esta larga experiencia, y queda reflejada, en la teoría del yin-yang y otras, como la doctrina de los cinco elementos.

La Medicina China Tradicional se basa en el concepto de chi (o energía vital) equilibrado, que se cree que recorre el cuerpo de la persona. Quienes practican esta medicina proponen que el chi regula el equilibrio espiritual, emocional, mental y físico y está afectado por las fuerzas opuestas del yin («energía» negativa) y el yang («energía» positiva). Según la medicina china tradicional, la enfermedad ocurre cuando se altera el flujo del chi y se produce un desequilibrio del yin y el yang. Los componentes de este tipo de medicina comprenden terapias de hierbas y alimentación, ejercicios físicos, meditación, acupuntura y masajes reparadores.

Se considera una de las más antiguas formas de medicina oriental, término que engloba también las otras medicinas de Asia, como los sistemas médicos tradicionales de Japón, de Corea, del Tíbet y de Mongolia.

Tiene como base filosófica la observación y el conocimiento de las leyes fundamentales según las cuales estas gobernarían el funcionamiento del organismo humano, y de su interacción con el entorno, siguiendo los ciclos de la naturaleza; buscando de tal manera aplicar esta comprensión al tratamiento de las enfermedades y el mantenimiento de la salud con métodos diversos.

Los terapeutas que aplican medicina tradicional china utilizan la fitoterapia y otras como último recurso, pues según su creencia básica, el cuerpo humano ya dispone de un amplio y sofisticado sistema de defensas, capaz de localizar las enfermedades y de dirigir su propia energía y recursos para curar los problemas por sí mismo. El objetivo de los esfuerzos de origen externo tendría que estar centrado, sobre todo, en reforzar cuidadosamente las funciones internas de autocuración, ya presentes en el cuerpo humano, sin interferir en ellas.